Manolo (Diego Peretti), se encuentra en plena crisis. La rutina de su trabajo le resulta asfixiante, su matrimonio con Beatriz (Aitana Sánchez-Gijón) está al borde del caos, y con esta situación sus hijos sufren también por su distanciamiento.

Para colmo, acude a una boda a la que no quiere ir y sufre un accidente tan tonto como aparatoso. Desde entonces este cuarentón aburrido y desencantado, empieza a tener visiones de una mujer gorda que aparece allá donde mire y esto le acaba conduciendo a un hospital para hacerse un escáner. Es allí donde el destino le reúne con Antonio (Andoni Hernández), un chico enfermo de cáncer pero con una vitalidad contagiosa y un espíritu de superación impresionante.

La relación entre estos dos amigos tan improbables termina por implicar a todos los que se cruzan en su camino: la madre de Antonio (Goya Toledo), que adora a su hijo, pero se pasa de protectora; la madre de Manolo (Amparo Baró), que aburrida de la vida en una residencia, ha adoptado a otra anciana como su doncella (Mariví Bilbao); un repartidor de comida (Jorge García), que se ha convertido en uno de los mejores amigos de Antonio; el peculiar vecino de Manolo y Beatriz (Enrique Villén); la preciosa niña, hermana de uno de los pacientes del hospital (Laura Esquivel); y Guadalupe (Rosa María Sardá), una enfermera veterana que es el alma del servicio de oncología.

Poco a poco va formándose una increíble familia sin lazos de sangre que terminará improvisando la mejor cena de Navidad que jamás pudieron imaginar en la que la emotividad y las risas están garantizadas.